POR: YENY CUMACO Y NORBERTO GOMEZ
MODERNIDAD LÍQUIDA
El concepto de modernidad líquida propuesta por Zygmunt Barman puede entenderse como el producto de la manipulación que desde la dinámica del sistema capitalista se ha hecho sobre los ideales del proceso filosófico adelantado en la Ilustración, facilitando así imponer condiciones de vida contrarias a lo que se suponía debían llegar las sociedades que lucharon por la reivindicación de las libertades individuales, la igualdad y la fraternidad.
La manera como desde este sistema se ha creado la necesidad de defender a como de lugar la individualidad, ha permitido que las sociedades renuncien a sus convicciones, a la esencia de sus tradiciones, a actuar solo en función de las conveniencias personales, a perder el vínculo afectivo y emocional con los demás.
El sistema promete un modelo de felicidad que se adquiere a través del funcionamiento del libre cambio, el cual defiende ante todo las potencialidades del individuo como consumidor. El mundo posible es solo el que cada quien puede construir, se niega así la posibilidad de consolidar proyectos de acción colectiva que contengan planteamientos alternativos frente al funcionamiento del sistema.
Todo lo que se construye entonces es momentáneo, se vive solo cada instante sin preocuparse por el impacto de las acciones. El otro no importa, el mundo afectivo carece de trascendencia, el miedo a conformar relaciones estables se ha apoderado de la gente.
Como todo es efímero, nadie se detiene a considerar las necesidades de los demás, solamente son tenidas en cuenta los individuos que son reconocidos por su productividad en el sistema, los que poseen capacidad adquisitiva o tienen la capacidad de respaldar al menos con sus trabajos las deudas que deben adquirir para consumir lo que el mercado les impone para mantener un status social.
Lo anterior contrasta con los desequilibrios sociales causados por el afán de alcanzar la felicidad individual. Quienes acumulan la riqueza en el sistema imponen condiciones de vida precaria para la gran masa de la sociedad, las reglas que deben garantizar los derechos de todos según los ideales de la modernidad, solo se cumplen para quienes tienen acceso al mercado, por lo cual el tema de los derechos humanos ha pasado al plano de los servicios que el sistema vende y a los que solo tienen acceso unos cuantos privilegiados.
SOCIEDADES DEL RIESGO
Son producto de la industrialización y del modelo de desarrollo basado en la idea del progreso lineal y de la evolución, que ha prometido bienestar y felicidad al mundo moderno. Sin embargo, muchos desconocen los costos de buscar la materialización de ese modelo, pues solo se reconoce lo que afecta al individuo más no al conjunto de la sociedad, e incluso a las condiciones de vida del mismo planeta.
En esa medida, los riesgos presentes en la sociedad moderna frente a la vida, la seguridad, la libertad y los demás derechos, son generados de manera voluntaria, son consecuencia de cálculos incorrectos, de los excesos en el uso de recursos, de la deshumanización de las relaciones sociales, entre otros.
Dichos riesgos son aceptados casi de manera inconsciente por la mayoría de la gente, pues en medio de un sistema económico globalizado, entregado por completo a la interdependencia y a la interrelación, solo se busca recibir los beneficios inmediatos o satisfacer todo tipo de capricho.
ESTOS FENÓMENOS EN EL CONTEXTO DE LA SOCIEDAD COLOMBIANA
Un ejemplo concreto presentado en el contexto colombiano tiene que ver con los efectos del cultivo intensivo de la palma africana, la cual requiere de grandes extensiones de tierra para poder producir los llamados biocombustibles. En nombre de la promesa moderna del desarrollo y del progreso, los grandes terratenientes de las regiones del Chocó y del Magdalena Medio aliados con la clase política tradicional y con los paramilitares, se apropiaron de las tierras que los campesinos aterrorizados por masacres y amenazas dejaron mientras huían a lugares más “seguros”. Ahora ni siquiera tienen el derecho de reclamar lo que les han robado, pues cuando intentan retornar no encuentran nada de lo que tenían.
Esta situación se relaciona con el concepto de modernidad líquida, en la medida en que se está dispuesto a hacer lo que sea con tal de alcanzar un beneficio particular. Lo que tengan que hacer las familias desintegradas sumidas en la miseria y en el dolor solo les importa a ellos. A nadie le interesa conocer lo que se esconde detrás de esos desplazamientos forzosos.
En términos de la sociedad del riesgo, este fenómeno tiene múltiples impactos:
- Desde el equilibrio ambiental, se ha arrasado con miles de hectáreas de selva, dañando los ecosistemas y la biodiversidad.
- Desde lo económico y lo social, los desplazados han entrado a hacer parte de los cinturones de miseria de las ciudades. Por su condición carecen de empleos dignos, se someten a cualquier condición precaria con tal de por lo menos sobrevivir.
- Desde lo cultural, se ha destruido el arraigo de las tradiciones. Los pueblos han perdido su memoria colectiva, su historia.
LA LABOR EDUCATIVA CON LOS JÓVENES
Urge la necesidad de abordar pedagógicamente el tema de los ideales de desarrollo, progreso, felicidad. Desde todas las áreas del conocimiento se deben asumir procesos formativos que cuestionen los efectos del sistema económico y de la globalización.
Se requiere sensibilizar a los jóvenes sobre la importancia de la toma de decisiones, de la responsabilidad social como ciudadanos y sobre lo que les espera en el mundo afectivo, laboral, profesional en medio de estas condiciones de vida. Es necesario evidenciar los imaginarios que ellos han construido a partir de las identidades, de sus relaciones sociales, afectivas.
El tema de los derechos humanos debe ser el centro de esas reflexiones, y debe constituirse en el eje que dinamiza los currículos, no como temáticas a tratar, sino como una posibilidad de consolidar proyectos políticos culturales alternativos que desde las instituciones educativas impacten a las comunidades.
Las sociedades actuales en todos los estratos van perdiendo poco a poco la posibilidad de interactuar directamente, pues la internet ha reeplazado estos espacios. Luego vivimos en sociedades de riesgo y volàtiles que reducen las vivencias propias y reales a un diàlogo virtual, fantàstico. Si los seres humanos interactuaban en medio de modelos socio-polìticos permeados de ilusiones democràticas o socialistas que no han alcanzado el objetivo de felicidad y justicia que proponìan, mucho menos en la sociedad que vivimos, donde ya ni nos vemos y terminamos creando un mundo virtual para todo. Salir a la realidad es riesgoso, entonces preferimos interactuar:dialogar, vender, comprar, mediante este espacio virtual...Pero èste tambièn està plagado de caminos que que manipulan, disfrazan, que ofrecen infinitas soluciones a necesidades bàsicas y racionales. Hoy estamos encerrados, rodeados de puertas de acceso a un mundo ficticio, vivimops en la soledad, acompañados de "amigos" creados en la red. Si no tenemos criterios adecuados para usar los medios actuales de comunicaciòn, terminaremos encarcelados en espacios reducidos de pobreza, alienaciòn, control estatal desmedido e impelidos a "adquirir lo ùltimo" en tecnologìa para la "comunicaciòn". Irònicamente las familias de hoy tienen varios aparatos para establecer diàlogos y acuerdos, pero esos objetos los separan y manipulan.
ResponderEliminarEntonces vivir en una sociedad lìquida es sinònimo de construir en la arena: sàlvese quien pueda, aprovechar si le dan la oportunidad, impactar a los demàs con sensacionalismos... en otras palabras venda y compre sin pensar mucho; arrièsguese que asì triunfan los astutos. Parece que el lema es "comamos y bebamos hoy, porque no hay futuro que valga".
Vivir en una sociedad de riesgo es lo que hacemos hoy: vivimos como dice la lectura propuesta, en la incertidumbre, la amenaza constante, la aparente solidaridad global, la identidad con un comùn ideal, el aparente control institucional, que nos "usa" par aobtener màs beneficios o para beneficiar a los pocos de siempre y nos deja resolver las dificultades no con relaciones verdaderas y humansa, sino con oportunidades ficticias y volàtiles: siempre llegan los bomberos cuando el incendio acaba con todo"
La escuela es el espacio que todavìa -por el diàlogo constante en tiempo real de las comunidades- puede ofrecer proyectos reales basados en la verdad sin enmascaramientos ni segundas intenciones: talleres que por otro lado muestren hasta donde los mass media y los dirigentes mundiales si escrùpulos se aprovechan para manipularnos. Todas las cosas tienen su medida real de utilidad, no son imprescindibles,
para hallar sentido social e individual. Podemos hacer de ese bombardeo constante de supuesta "modernidad y facilismo", tema de reflexiòn crìtica, de esta manera identificamos claramente por què creemos en lo que automàticamente valoramos y apoyamos y por què consumimos lo que jamàs nos aportarà verdadero sentido y propòsito vital, racional, humano.
COMENTARIO DE FERNANDO NIÑO, SOCIEDADES MODERNAS.