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martes, 10 de agosto de 2010

CIUDADANÍAS CONTEMPORÁNEAS Y DERECHOS HUMANOS Comenta: Nohra C. Buitrago G.



¿Cómo se definen y caracterizan las llamadas sociedades líquidas?

Las sociedades líquidas son aquellas que promueven: Ideales de consumo desmedido, el individualismo, la desvinculación de toda causa justa, La fragilidad de todo vínculo humano. Las sociedades líquidas son todo lo contrario a las sociedades sólidas, en las cuales había ambientes menos peligrosos, seguros, tranquilos, a salvo, de cierta paz individual y colectiva.

El término sociedades líquidas, hace alegoría al agua o a otros líquidos, los cuales se escurren; que en el caso de esta sociedad, se escurre entre sus organismos internos. Las ciudades de las sociedades líquidas, son ahora centro del peligro, de la inestabilidad, todos los temores y miedos concentrados en las áreas urbanas y las enfermedades propias de una situación irregular, crecen, aumentando con ello la posibilidad de brotes mayores de delincuencia.

¿Cómo se definen y caracterizan las llamadas “sociedades del riesgo”?

Las sociedades del riesgo son la consecuencia de un momento histórico en el período moderno, en el cual se pierde su esencia, provocando una serie de debates, reformulaciones y nuevas estrategias de dominación. Es una sociedad posindustrial en donde la correlación de fuerzas que en ella actúan ha cambiado, priman los riesgos que causan daños sistemáticos, a veces irreversibles; el reparto e incremento de los riesgos sigue un proceso de desigualdad social: el riesgo es un negocio con doble causa y de oportunidades de mercado.

Las sociedades del riesgo presentan vacío político e institucional y los movimientos sociales son la nueva legitimación, las fuentes que daban significado colectivo a los ciudadanos están en proceso de "desencantamiento y en el individuo recae un proceso de "individualización" a través de una desvinculación de las formas tradicionales de la sociedad industrial y una re-vinculación con otro tipo de modernización.

En una sociedad del riesgo, las fuentes colectivas que dan significado a la sociedad se agotan y el individuo, busca de forma independiente, una identidad en la nueva sociedad; en situaciones de riesgo la conciencia determina el ser.


¿Qué sucede con los vínculos humanos en estas sociedades?
Los vínculos humanos en la sociedad líquida son muy frágiles; el amor, la sexualidad, la amistad, la solidaridad, las relaciones familiares, se van quedando presos de una lógica social que fragmenta y diluye las instituciones erigidas por la modernidad, hasta dejar al individuo en una situación de soledad. La angustia y la incertidumbre resultantes de este devenir histórico no son, sin embargo, problemas privados de cada sujeto, aunque puedan vivenciarse como tales -y tenemos aquí una gran paradoja-, sino que responden a un modus operandi económico y cultural, que es de carácter global. Bauman se encarga bien de recalcar este aspecto: que ni son dilemas locales ni pueden resolverse de manera local, pero la dificultad es que la humanidad no dispone todavía de otra organización institucional sólida que no sea la que ofrece la modernidad.

¿Reconoce este fenómeno en la sociedad colombiana?

En la actualidad estamos en la terminación de la era moderna sólida, en la que todo persiste en el tiempo y mantiene la forma, es decir es duradero. Ahora, entramos a la fase actual de la modernidad, la liquidez; la cual hace remembranza a los líquidos, los cuales se transforman constantemente, fluyen y son informes. En esta fase de la modernidad, se presenta la disolución de los sólidos, que se derriten, como los vínculos de las elecciones individuales y de las acciones colectivas.

Por eso ahora lo que en la sociedad se ve, es la flexibilización y la liberación de todos los mercados; no hay pautas estables, pues lo público ya no existe como sólido, presentándose por tanto, en la condición humana cambios radicales que exigen repensar los viejos conceptos que solían articularla; conceptos como: la individualidad, el tiempo, el espacio, el trabajo y la comunidad.

Con base en esta premisas, podemos darnos cuenta que la sociedad colombiana no es ajena a este fenómeno. Si tomamos cada uno de los conceptos que son relevantes en el cambio de sociedad, podremos darnos cuenta que lo que actualmente sucede en nuestro país es un ejemplo de tal situación:

La individualidad como tal ya no existe, pues con el auge del internet y la creación de redes de identificación el individuo pasa a un segundo lugar, para pertenecer a un grupo en la red con el cual se identifica. Es el caso con los adolecentes, el chat y las redes sociales. Hoy los jóvenes prefieren la conveniencia de “hablar” por internet con personas que muchas veces no saben como son, ni quiénes son; pues esto no les genera compromisos ni obligaciones.

La noción de tiempo y espacio se pierde pues ya es relativo el tiempo de comunicación que se tiene o los recorridos que se hacen. Uno de los ejemplos son las compras por internet o los servicios bancarios muy en auge actualmente.

En nuestra sociedad de hoy, este fenómeno de la modernidad líquida, se ve reflejado en el trabajo a desarrollar, pues ya un empleo no presenta la estabilidad de antes, sino que ya los contratos son temporales, con entidades dedicadas a reclutar personal externo sin ningún tipo de prestaciones ni vínculos laborales con la empresa en donde se laborará. En Colombia, esta inestabilidad laboral, ha hecho que disminuya la oferta de trabajo y que cada vez sea más difícil para personal calificado, vincularse laboralmente, haciendo que el trabajo informal crezca y las esperanzas de mejorar la calidad de vida disminuyan, dejando en el ambiente un grado de incertidumbre hacia el futuro.
Esta situación se refleja en la sociedad, que no ve en los proyectos de sus gobernantes, opciones de mejorar la economía y cerrar la brecha entre ricos y pobres. En Colombia, se observa en la gran demanda de oferta de trabajo calificado y oportuno, la cual es muy baja, frente a la oferta que se presenta.

Los jóvenes que están saliendo del sistema educativo, son jóvenes que se están levantando con desesperanza, pues se ven envueltos en una sociedad de consumo en donde los valores y principios básicos, han sido remplazados por lo que los comerciantes pretenden venderles. Sus expectativas se convierten entonces, no en la posibilidad de surgir con sus esfuerzos, sino en la consecución de dinero que les permita estar acorde con lo que la sociedad de consumo les pretende imponer: pasarla bien, no comprometerse, comprar y desechar, sexo fácil y nada de matrimonio.

¿Cómo argumentaría la labor educativa con los jóvenes en este contexto y cómo vislumbra el tema de los derechos humanos ahí?

La labor educativa debe cambiar de paradigmas en su forma de educar, ya que la escuela como tal, no está preparada para enfrentar los retos que la sociedad le presenta.

Inicialmente deben repensarse los contenidos de información que los alumnos adquieren ya que estos en su gran mayoría, no están acordes a los cambios que se están presentando.

La sociedad líquida, con su rompimiento de lo sólido y lo constante, deja sin piso formas de vivir a las cuales el colombiano promedio estaba acostumbrado y que por ende los jóvenes también. El reto está en que a los jóvenes deben ser fortalecidos en su espíritu y su carácter, para que aprendan a filtrar la información que reciben y aprendan a digerirla y tomar lo mejor de ella. Adicionalmente, los paradigmas de pensamiento sobre la consecución de empleo deben cambiar, pues los estudiantes deben ser formados en la mentalidad de proveerse recursos y no esperar un empleo para que otros se los provean.


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