ACERCA DEL FORO SOBRE LAS CIUDADANIAS CONTEMPORANEAS.
Diana Murcia Clavijo
Las sociedades líquidas son vistas como sociedades que buscan una identidad, son superfluas, sin valores, están en continuo cambio, buscando un beneficio individual, son sociedades de incertidumbre, donde cada individuo debe ser idóneo para trazar su proyecto de vida. los individuos viven en soledad, ansiosos e inseguros, no hay confianza entre las personas, hay inestabilidad en todos los aspectos de la vida, tanto así, que los sentimientos son tomados como una barrera por que crean dependencias, se busca la inmediatez, donde cada ser sabe lo que ocurre pero es preferible mantenerse al margen; la convivencia es un problema por eso se excluye, se separa y se invisibiliza al individuo, la identidad del sujeto es el resultado de una constante flexibilización que le permite amoldarse a lo largo de su vida.
Por otra parte las sociedades de riesgo son sociedades marcadas por la dominación de poder y capital, en donde cada persona asume los riesgos que casi siempre están enmarcados en la manipulación que hacen los políticos sobre la ciencia. Los riesgos son voluntarios, deliberados y calculados, se conoce su daño, está sociedad está marcada por la dominación y control de la naturaleza.
La ciencia y los avances tecnológicos influyen dentro de la sociedad bajo la justificación del desarrollo social y del mejoramiento de la calidad de vida, asumiendo riesgos y convirtiéndose en peligro, pero la sociedad los acepta y a la vez convive con ello.
Los vínculos humanos en estas sociedades son de control, de incertidumbre, de desconfianza, de dominación. Los vínculos son dados a través de la explotación laboral y del consumismo. Augusto Cury psiquiatra Brasileño afirma que:” los niños y adolescentes padecen un nuevo síndrome, que se llama Síndrome del Pensamiento Acelerado, se han convertido en consumidores de productos y servicios, y no de ideas o sensibilidad”.
En la sociedad Colombiana el fenómeno de las tribus urbanas, nos muestra como los jóvenes buscan integrarse a una ideología ya sea religiosa, mística, sociopolítica, de identidad sexual y hasta de gustos comunes; utilizando como simbolismo la ropa, la música como forma de oponerse a la cultura dominante, están en la búsqueda de una identidad. Las tribus urbanas quieren mostrarle a la sociedad sus manifestaciones de inconformismo, es su manera de protestar, sin embargo la sociedad no ha medido el peligro que implica el enfrentamiento de estas tribus, el desbordamiento de las mismas y ha volcado esta situación de riesgo a todos los ciudadanos, todos sabemos que existen pero cerramos los ojos ante este problema. Las tribus viven en sociedades líquidas donde se enfrentan a un futro desesperanzador, pérdida de la identidad, por eso el joven ve en su tribu un apoyo que no percibe al interior de su familia.
Los jóvenes tras la búsqueda de su identidad deambulan por los cambios constantes y regulares de la moda, impulsados por la masificación de los medios de comunicación y la influencia agresiva de los grupos de amigos, tanto al interior de las instituciones educativas, como de su entorno social, lo cual lleva a que este tipo de personas sin ideologías firmes asuman comportamientos de los cuales no conocen su procedencia, ni su significación, como son los tatuajes, los piercing, las medias con rotos, entre otros. Siendo así señalados o estereotipados cuando en realidad son ajenos a la manifestación ideológica de esa moda.”
La frase de Ada Albrecht “ No seré maestro por mi título, sino por mi integridad moral, por mi capacidad de amar, por lo que puedo hacer nacer en los espíritus puestos a mi cuidado” nos invita a reflexionar sobre la labor del docente, que no es fácil, los docentes estamos llamados a crear estrategias para que estás sociedades líquidas encuentren su identidad y puedan trazar un proyecto de vida. Debemos educar en una democracia de participación donde los estudiantes sean autónomos, lideres, analíticos y críticos, capaces de ver a los otros seres como personas que pueden hacer conciliaciones, para que esta sociedad pueda tener una oportunidad debemos hacer una educación más humanizada.
Los profesores deberían ser tratados con dignidad, tener más libertad, no para controlar, sino para estimular el arte de pensar, para provocar la inteligencia, para que los jóvenes dejen de ser las víctimas de la historia, para pasar a ser los protagonistas de la historia. La capacidad de reconocer nuestros propios errores es fundamental, para que el estudiante identifique en el docente un ser humano con debilidades y fortalezas. Es cada vez más habitual la crueldad entre niños y jóvenes y la falta de sentimientos ante el dolor de los demás. Hay una creciente falta de empatía, de ponerse en el lugar del otro; es una de las funciones más importantes de la inteligencia y nosotros los docentes no la estamos trabajando en nuestras aulas.
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