Nuestra sociedad nunca será libre; los lazos morales, sociales o políticos siempre estarán halando la realidad de los individuos. La verdadera libertad no existe, solo se es el libre cuando el pensamiento temeroso de los individuos deje a un lado los prejuicios y haga lo debido encontrando la diferencia entre el bien y el mal. Cuando trabaje por la verdadera búsqueda de la felicidad, sin ataduras sociales que lo involucren en compromisos superfluos e innecesarios. Hoy en día que difícil es despojarse de todo lo que no sirve, que irracionales somos a veces y cuanto daño causamos a nosotros mismos y a los demás: dañamos el medio ambiente, elegimos a nuestros representantes sin medir consecuencias, hacemos lo que no nos conviene, educamos a veces sin ser coherentes, no somos participes en la solución de problemas, siempre el facilismo , y así podríamos citar muchas cosas que si las analizamos no nos la creemos, porque quizá viéndolo desde otra óptica somos como deberíamos ser. Los artífices de nuestra propia desgracia. Fabiola Mena
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